jueves, 4 de febrero de 2010

FILIPENSES Y FILEMÓN

Filipos era una ciudad que estaba situada en la región oriental de Macedonia, Filipos fue la primera ciudad “europea” en la cual Pablo fundó una comunidad cristiana, durante su segundo viaje misionero, en torno al año 49.

La carta a los Filipenses fue escrita mientras Pablo se encontraba prisionero; sin embargo, no se sabe con precisión en cuál de los cautiverios que sufrió Pablo haya que ubicarla. La hipótesis clásica sostiene que es Roma la ciudad en la que se encuentra prisionero el Apóstol cuando escribe a los Filipenses.
Es cierto que en Filipos las cosas marchaban bastante bien, tampoco faltaban incomprensiones; además, se constataba la presencia de predicadores de tipo “judaizante” que estaban amenazando seriamente la acción evangelizadora del Apóstol. Son estas las circunstancias en las que surge y debe entenderse el mensaje de la carta a los Filipenses.

El autor de esta Carta es san Pablo, quien escribe desde la prisión. Los filipenses, por medio de Epafrodito habían hecho llegar a Pablo una ayuda material, y, ahora, al regreso de Epafrodito, el Apóstol aprovecha para escribirles y agradecerles su solidaria oferta. La Carta a los Filipenses presenta temas fundamentales e interesantes como el del anonadamiento y exaltación de Cristo, las consideraciones acerca de la alegría cristiana y la concordia fraterna, el valor de la amistad y del espíritu de gratitud entre los creyentes, etc.

LA CARTA A FILEMÓN. Se debe tener presente que, entre las llamadas “cartas de la cautividad”, ésta es la que menos dudas y controversias ha causado acerca de su autenticidad paulina. El destinatario de esta cartica es Filemón, un cristiano pudiente de Colosas, que probablemente se había convertido a la fe cristiana gracias a la predicación de san Pablo; el tono de la carta es particularmente confidencial y familiar, usa un lenguaje claro y sencillo, pero al mismo tiempo elegante y profundo.

El tema de fondo que late en toda la Carta es el de la esclavitud, que en aquella época greco-romana era una institución considerada “normal” e inscrita en el concepto amplio de la “familia”. Aunque la esclavitud se opone radicalmente a la fe cristiana, Pablo no encara abiertamente el problema ni entra en controversia, se limita a exponer con maestría y sencillez los principios cristianos de los cuales Filemón deberá sacar las consecuencias.

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